04 abril 2017

Nota de prensa sobre la calle Encarnación

La Asociación Cívica Ciudad de Badajoz quiere denunciar el derribo masivo e indiscriminado de edificaciones, algunas históricas, en la calle Encarnación, el cierre de la calle a vecinos y ciudadanos en general, y la orientación de la zona a operaciones urbanísticas dudosas y destructivas.

Un tramo de la calle ha quedado convertido en un gran solar, vallado y segregado de la trama urbana, inhóspito, desolado, aniquilado, produciendo en su aspecto actual una gran tristeza a los que queremos a esta ciudad y sus zonas históricas. Es el mismo planteamiento que con el Campillo: conversión de manzanas enteras en solares, desfigurando la trama viaria histórica, la parcelación heredada a través de los años y siglos, y eliminando cualquier resto de vivienda histórica o popular, los detalles artísticos, constructivos y decorativos, y la propia continuidad de la vida urbana reflejada en la convivencia ciudadana cotidiana y sus costumbres.

El proceso de degradación de estas zonas aparejado de la problemática social existente—delincuencia, inseguridad, insalubridad, pobreza, ocupación ilegal, marginalidad, falta de oportunidades, etc.— sirve de chivo expiatorio para acelerar el deterioro de la zona, dejándola morir, promoviendo el desalojo masivo, la demolición a gran escala, y la posterior propuesta de intervenciones humanas extrañas, nuevas parcelaciones, nuevos viarios, nuevos ocupantes y nuevas tipologías edificatorias con soluciones que pierden cualquier conexión con la realidad anterior e histórica. Si sumamos la lista de rehabilitaciones de escaso gusto realizadas en Badajoz en los últimos años, y la continúa  indiferencia arqueológica, completamos el cuadro de intervención rentable para algunos, pero irreversible y desdeñosa con la historia.

El mismo error de demoler baluartes, fuertes y lienzos de muralla, de derribar conventos y cuarteles, de abrir la inútil avenida Juan Carlos I, y de la creación de la Plaza de Santa María, arrasando con el caserío urbano tradicional, se sigue produciendo en Badajoz ante la mirada atónita e impotente de los ciudadanos.

La Plaza de Santa María, uno de cuyos lados da precisamente a la Calle Encarnación, constituye un ejemplo claro de ruptura con el entorno, el pasado, la configuración urbana tradicional y el patrimonio. La sensación de plaza vanguardista, con la fachada del Museo de la Ciudad completamente discordante con las manzanas próximas y con lo que había anteriormente, no responde a las expectativas ciudadanas en un lugar con tanta historia y marcado carácter. Un intento fallido de regeneración urbana, pretencioso y sin sentido, que volverá a repetirse en el Campillo, y con seguridad, en la calle Encarnación. Mientras, los problemas sociales siguen siendo los mismos, al pie de estas intervenciones tan costosas.


Es de desear, que de los 18,7 millones del Plan DUSI, se destine alguna partida a reconstruir Encarnación. Y decimos reconstruir, con respeto, con ese respeto que tanta falta hace en todos los agentes sociales y políticos que actúan (o no actúan) en la ciudad. Recordemos que antes de su pasado de prostitución y contrabando esta calle era la de Aguadores, por los encargados del reparto de agua antes de la existencia de redes públicas de abastecimiento, grandes casonas tenían fachada a esta calle, como la histórica de la Roma, una de las mejores de Badajoz, o la de Hospicio Viejo. Era una de las pocas calles empedradas de Badajoz y antiguo lugar de judería. Más arriba, la calle Norte, también cerrada y derribada, fue el núcleo de esa judería con su sinagoga. Mucha historia para ser tratada como solar especulativo. Pero es a lo que estamos acostumbrados en Badajoz.















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